20.7.08

freeway julia

Autocomplacencia
Invitadas | Eugenia González y Agustina Rodríguez



Interferencias en el Sistema

Asi se llamo nuestra última exhibición, que fue del 9 al 31 de mayo, en una casa-empresa naviera que alquilamos en la ciudad vieja, un lugar increíble que encontramos gracias a un imprevisto.

El objetivo era legitimarnos como artistas en el medio nacional, agrandar nuestros currículums en varios renglones y contactarnos con agentes del medio artístico nacional, de la manera más rápida y eficaz.

Las obras que mostramos eran diversas estrategias que nos permitían cumplir con los objetivos planteados, como por ejemplo “Obra de Arte Tangible” donde 13 cubos de madera con esa inscripción fueron entregados como obsequio a 13 personas vinculadas al arte o “Soporte de obra” donde se exhibieron simplemente 7 bases de madera solicitadas en préstamo a importantes Instituciones Artísticas.
Con estas dos obras logramos colocar nuestra obra en 13 colecciones privadas, cinco renglones más de currículum y logotipos de Instituciones Artísticas apoyando la muestra en el catálogo.

Tenemos que admitir que en algún momento tuvimos la ilusión de presentarla como tesis de egreso de nuestra carrera, pero nos encontramos con ciertas “barreras burrocráticas” que podríamos desarrollar en un artículo llamado “Como mediocrizar a una generación de artistas uruguayos”.

El saldo es todo un éxito.
Esta bueno materializar cosas que en algún momento fueron delirios, aunque no todo sea perfecto, y que literalmente hablando, aún estemos pagando las copas rotas.


Inauguración interferida
(por Antonella De Ambroggi, la dedicada)

“Los jóvenes hoy apuestan fuerte, o no apuestan; es tan necesario que nos hagan cosquillas…” me dijo Vila una tarde en el Sporting. Y eso fue lo que sucedió con Interferencias en el Sistema, que no solo hizo cosquillas…

Sarcasmos y agudezas muy refinadas hacen que la ironía entre el concepto y el objeto nos retuerzan un poco. El objetivo: legitimarse en el medio nacional y ampliar sus curriculums. El espacio: una antigua naviera abandonada hace once años en la ciudad vieja. El medio: once obras conceptuales que jugaban con una paleta tripartita: blanco, negro y magenta; El resultado: un regocijante juego donde ya se conocían los resultados.

Eugenia González y Agustina Rodríguez no fueron a la típica “pido sala y cuelgo” sino que recorrieron la ciudad buscando un lugar acorde, barrieron, enceraron, lustraron, diseñaron, iluminaron, colgaron, y trabajaron vaciando totalmente sus bolsillos y los de sus amigos para llegar al día de la inauguración.

Sin embargo, el esfuerzo no se agota ahí. No porque haya que desmontar y mantener la sala, sino porque siempre surgen imprevistos…
En este caso, un inadaptado rompió un vidrio de cuatro mil pesos al comienzo de la fiesta inaugural, donde el dj Luis Martíni empezaba a entrar en calor. Bronca, llantos, gritos, policía y denuncia de por medio hacen que tanto correr termine con un tropezón inesperado e innecesario para tanto esfuerzo.

Vale repetir que los jóvenes apuestan fuerte, pero siempre hay celos y envidias (*) que los quieren tirar abajo… en este caso y por suerte: el vidrio se cambia.

(*) acerca de la envidia:

Agus: Será que es envidia?
Euge: Y porque nos envidiarían?
A: Porque pudimos hacer solas nuestra propia exposición?
E: Y porque el lugar era hermoso…
A: Y las obras excelentes!
A: Ay, no se…capaz que es nuestra culpa por dar alcohol en la inauguración…
E: Eh! Ya estamos grandes, si no sabes tomar, no vayas a una inauguración.
A: Y si no te sabes comportar en público, no salgas de tu casa.
E: Bueno, tenemos que entenderlo pobre…nosotras estamos enojadas y escribimos una nota en una revista…
A: Jajaja! Y el tira una baldosa contra un vidrio…
E: He aquí la diferencia.
A: Las mujeres podemos ser implacables.
E: Implacables por escribir una nota acá?
A: No, por lo que viene después.

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